lunes, 18 de marzo de 2019

Más vivo que nunca, el newsletter gana adeptos

Si bien este formato nunca desapareció, hoy cobra más vigencia por su capacidad de personalización, privacidad y de atender consumos de nicho 
por Laura Marajofsky para La Nación



Esperar la nueva entrega de un newsletter se ha vuelto para muchos un momento de placer mezclado con intriga y ansiedad, que recuerda casi a cuando éramos chicos y sintonizábamos la TV para ver alguna serie. 
Y es que si en los últimos cinco años el formato está teniendo un auge local entre públicos jóvenes, mientras que afuera mantiene su preeminencia como fuente de información rápida, segura y customizada, cada vez más la pulsión es escaparle al ruido generado por la instantaneidad y las redes sociales.


"En Argentina, hace casi tres años comenzó a gestarse una nueva camada de newsletters que surgieron entre escritores independientes o periodistas y medios, buscando preservar tres características cruciales: son privados (nadie más ve nuestras respuestas o lo que leemos), son íntimos (están escritos y curados por una persona y no una entidad) y son honestos", cuenta Valentín Muro, filósofo, aficionado geek y autor de Cómo Funcionan Las Cosas (https://comofuncionanlascos.as/).

Desde este "club de fans de la curiosidad", Muro se dedica todos los domingos a desentrañar los misterios de cosas mundanas. 
Tiene casi 5000 suscriptos, creciendo a razón de 100 seguidores por semana. 
Pero, más importante aún, su Club ya tiene 90 suscriptores pagos: gente que disfruta tanto leyendo sus contenidos que aporta a la causa. 
Por su parte, y desde una perspectiva mainstream, The New York Times, que tenía 6,5 millones de suscriptores en el 2014 para el 2017 duplicó esta cantidad; y compañías como Mailchimp -que proveen servicios para newsletters- reportan que en 2018 enviaron mil millones de mails por día a través de la plataforma (un significativo incremento de los 200.000 por día que manejaban en el 2013).
Así el email avanza como nueva (vieja) forma de mantenernos informados, aprender, promocionar productos, vincularnos con otros en comunidades o clubes, o hasta escribir libros. 
Una búsqueda de otros tiempos para la escritura y la lectura. Pero ¿hacia dónde evoluciona esta resignificación de un soporte tradicional en tiempos de memes?
La (doble) privacidad del correo
Puede parecer un tema menor, pero la cuestión de la privacidad, en todas sus acepciones, no lo es. 
Por un lado está la cuestión de que el correo todavía se mantiene como un medio no copado por los algoritmos de las redes sociales, con las grandes corporaciones extrayendo nuestros datos.
Permite además control y autonomía al usuario, tanto al que lo produce como el que lee, ya que sus datos personales están seguros, nadie más puede acceder a la información o estadísticas.

Sin embargo, existe una cuestión más vinculada a la privacidad, no tanto técnica sino más de la intimidad que se genera entre productores y lectores, al resguardo de lo que sucede en el mundo exterior. 
"Gran parte del atractivo del newsletter está en que transcurre en la bandeja de entrada, donde podemos encontrar un respiro al ritmo y exposición que tienen las redes sociales. 
Recibir algo ahí no es cruzárselo en Twitter o Facebook. 
Por supuesto que es raro hablar de que esté de moda algo que existe desde antes que la web (el correo electrónico precede a la web por casi 20 años). 
Lo que sí es cierto es que cobró un valor renovado por devolver algo que se sentía perdido: lo personalizado y lo personal. 
Un correo, al fin y al cabo, siempre es uno a uno", completa Muro.
Esta condición que se desprende del carácter epistolar del email, y que se vincula con una tendencia a moverse hacia lo privado también vista en las redes sociales con el aumento de tráfico de los mensajes privados (FB messenger, IG messages y WhatsApp), se marida con la idea de la curación. 
Es decir, ya no es solo rehuirle a lo público y masivo, sino poder encontrar aquello de valor en un mar de supuesta novedad, algo en que este formato en tanto finito y acotado también favorece.

"Frente a la sobresaturación y exceso de información que existe en las redes, lo que encuentro más interesante y distintivo del newsletter es la posibilidad de hacer una curación de contenido que le pueda brindar un valor agregado al lector. 
En mi caso, hago un newsletter de series, una temática que por sí sola genera un volumen de novedades gigante, pero mi intención es justamente hacer una selección y recomendación de lo que, bajo mi mirada, es lo más relevante o lo que suele pasar desapercibido en la instantaneidad de las redes. 
Por este motivo lo que más rescato del vínculo que se forma con el lector es la confianza que tiene en esa mirada para ofrecerle un valor informativo o hasta emotivo", cuenta Tatiana Mon Avalle (@tatimonavalle), autora del newsletter Elemental que tiene 500 suscriptos que la leen semanalmente.

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